Una verdadera lástima. Los tres puntos que se le escaparon a San Martín duelen, porque el equipo no merecía irse con las manos vacías. Sin embargo, vuelve de Liniers sin nada.
Controló el partido, pero hubo dos momentos clave que marcaron el desarrollo del juego. En el primer tiempo, el gol anulado a Vélez fue un punto de inflexión: ese golpe anímico le permitió al equipo sanjuanino reacomodarse y mejorar en lo futbolístico, con Iacobellis y «Pulpito» aportando más generación de juego.
San Martín tuvo tres chances claras en esa primera mitad, pero la falta de efectividad lo dejó sin recompensa y se fue al descanso con una imagen positiva, aunque sin goles.
En el complemento, el Verdinegro siguió mejor, manejando la pelota y generando situaciones. Anselmo tuvo un remate desviado, y Cavallaro estuvo cerca con un cabezazo que pasó muy cerca. Pero el segundo punto de inflexión llegó a los 23 minutos: Iacobellis sufrió una falta que el árbitro Nicolás Lamolina no sancionó, y en la jugada siguiente el mediocampista reaccionó con una fuerte infracción sobre Bouzat. La roja fue inevitable.
Con diez jugadores, el partido se hizo cuesta arriba. Vélez adelantó sus líneas sin demasiada claridad, pero a los 80 minutos, un error en la marca entre Watson y Cavallaro permitió que la pelota le llegara a Braian Romero. Con la presión de Cáseres, el delantero giró y definió para vencer a Borgogno.
A San Martín le quedaron solo ocho minutos para intentar reaccionar, pero el golpe fue demasiado duro. Se escapó un partido clave ante un rival directo en la lucha por la permanencia.